22 mujeres liderarán los destinos de nuestros cantones a partir del próximo 1 de mayo del 2024. Un hecho que representa un gran logro, pero a su vez un enorme compromiso con las futuras Alcaldesas y con las demás mujeres que ocuparán un cargo de elección popular en los otros niveles del gobierno local.
Este compromiso del siglo XXI es apoyar el desarrollo de sus tareas sin violencia política, donde debemos ser veedores de la lucha y de los cambios que en nuestra democracia se han venido dando, para ampliar la participación política de las mujeres – tal vez – no al ritmo que deseamos.
La lucha por reducir la brecha de la participación de las mujeres en la política, además de tener un soporte legal dentro de nuestro régimen político, demanda seguir luchando para conocer y cambiar las circunstancias que limitan o reducen su participación. Por ello, el gran reto es contar con datos que nos permitan conocer desde cada gobierno local, cuáles son los escenarios y las condiciones que impiden que las mujeres nos mantengamos en la política o decidamos participar en ella.
Sin duda alguna, deseo compartir la reflexión de una realidad que ya todos conocemos, los roles de crianza y cuido de los hijos y, en muchos casos, el cuido de los padres y de la pareja. Mujeres jefas de hogar responsables de la manutención, las labores domésticas y el soporte afectivo, emocional y espiritual de la familia… una realidad que reduce las posibilidades (y la energía) de ser partícipes de la agenda política. Siendo así, salta el gran desafío de cómo incorporar la política en la vida cotidiana de las mujeres sin que ello le signifique un costo personal o un desgaste adicional.
Desafío y compromiso, es que permitamos que nuestras lideresas puedan ejercer la agenda política en condiciones de respeto a los derechos humanos de la equidad de género.
Alicia Borja Rodríguez.
Exalcaldesa de Curridabat.