A todos nos tomó por sorpresa la pandemia de Covid-19 y nadie se imaginó que más de un año después aún estaríamos siendo afectados por este virus; nos ha tocado ir aprendiendo sobre la marcha a sobrellevar la situación y sus efectos, y los gobiernos locales no son la excepción.
Para entender el impacto de la pandemia en el desarrollo local de Costa Rica conversamos con Alicia Borja, exalcaldesa de Curridabat, con Gilberto Monge, exalcalde de Mora y con Federico Cartín, planificador urbano, economista y fundador de Rutas Naturbanas.
De acuerdo con Cartín algo que pasaba en las municipalidades antes de la pandemia y que continua con algunas excepciones, es que no hay una visión clara sobre cuál es el desarrollo que deben de tomar, “y cuando hablo de visión y dirección, no solo hablo del ejercicio de la planificación urbana, si no del montón de sistemas que interactúan en ese territorio, llámese redes de transporte público, las redes de movilidad activa, centros de negocio y áreas residenciales”.
Otro de los aspectos que señala el especialista es que la estructura de gobernanza municipal no está aportando a la calidad de vida de los habitantes y es necesario trazar una ruta hacia el futuro. “La pandemia nos agarra en una situación donde hay asimetrías muy profundas y una falta de planificación grande y eso se extiende a la planificación del riesgo”, afirmó Cartín.
En ello coincide Gilberto Monge, quien añadió que “Costa Rica todavía no se ha sentado a definir cuál es el modelo de gobernanza local que quiere tener, aunque se han logrado avances, no hay realmente una línea a seguir y eso indudablemente va impactar las decisiones futuras, el desarrollo de las comunidades y la capacidad de respuesta de las municipalidades para atender y salir bien librados de esta y futuras crisis”.
Por su parte, Alicia Borja, afirmó que los gobiernos, incluido el nuestro, no estaban preparados para una pandemia y pensaron que eran lo suficientemente robustos para enfrentar la situación; una debilidad evidente la podemos ver en la toma de decisiones, las cuales se sigue haciendo sin tomar en cuenta la opinión de las autoridades locales, que son quienes conocen realmente la realidad de sus territorios.
¿Qué se viene?
Según los tres expertos los gobiernos locales deben trabajar con más fuera en diseñar su modelo de planificación y ordenamiento territorial. Monge dijo: “la realidad en la que vamos a vivir en los próximos años es una de teletrabajo, donde las viviendas se convirtieron en salones de clase, en oficinas y en pequeños locales comerciales, lo que va a transformar el concepto de zona residencial y comercial y eso requiere reformar la normativa y los planes reguladores de los cantones”.
En esa línea Cartín mencionó que “hay que entender que el paradigma en materia de uso de suelo y espacio público cambió en el país, y el cómo vamos cobrar y cómo reinvertirlo va ser fundamental y no estamos conversando sobre eso”.
Para Borja, el uso de datos es una herramienta que se puede explotar más en las alcaldías, porque permite conocer mejor el cantón y a partir de ahí crear política pública. “Nosotros tuvimos una visión importante en materia de planos catastrales en la municipalidad de Curridabat que fue visualizar todos los datos y volcarlos hacia un mapa del territorio y eso hacía que no solamente los utilizáramos con la visión del ordenamiento territorial, sino que pudiéramos gestionar estrategias a nivel social, de salud y otras unidades de la administración municipal y eso nos enseñó a no depender de lo que el gobierno nacional nos pudiese brindar, sino desde lo que nosotros también podíamos generar, eso es fundamental y esa es una oportunidad que no todos los gobiernos locales han podido tener”.
Otra de las propuestas para una mejor organización de los gobiernos locales es unirse a través de federaciones regionales para alcanzar juntos resultados a mayor escala, por ejemplo, en términos de recolección de residuos sólidos.
Por último, un aspecto importante a considerar por los gobiernos locales cuando pase la pandemia es el tema de la salud mental y emocional de sus ciudadanos; así como los efectos de la crisis climática y su impacto en los presupuestos municipales.